domingo, 22 de noviembre de 2015

LOS AMORES TRÁGICOS DE EDGAR ALLAN POE

                                                   


Es uno de los escritores fundantes de la Literatura universal. A tal punto que el destacado crítico Harold Bloom lo ubica al lado de William Shakespeare y de Miguel de Cervantes. Y tal vez tenga toda la razón: Edgar Allan Poe (1809-1849) es uno de los maestros del relato corto. Y su obra, monumental y estremecedora, se mantiene tan vigente como hace más de dos siglos.

Se cumplen 170 años de la publicación de uno de sus cuentos más famosos: “La carta robada”. Y este aniversario viene como anillo al dedo para recordar la trágica historia de amor entre este escritor que poseía -según T.S. Eliot- “la magia del verso exacto” y Virginia Clemm, la destinataria de ese cuento, hoy famoso, quien -además- era su prima hermana.

El enigma inicial

Poe y Clemm se conocieron en 1829. Él tenía veinte años y ella siete. Sus familias vivieron juntos por algún tiempo, período en la que Poe vivió un romance platónico con una vecina llamada Mary Devereaux. La pequeña Virginia era la encargada de transportar mensajes y cartas entre los amantes; incluso se dice que en una ocasión la niña tuvo la osadía de arrancarle un mechón de pelo a Mary, con la intención de llevárselo como trofeo a su primo. Virgina lo idolatraba.

Obligado por presiones económicas, Poe abandonó la casa de su prima en 1835 y se trasladó a Richmond, donde consiguió empleo como redactor en el Southern Literary Messenger. Por entonces ya concebía la arriesgada y oprobiosa idea de casarse con Virginia, pero uno de sus primos, Neilson Poe, se llevó a la joven a su casa, evitando un matrimonio prematuro.

La lucidez epistolar del poeta, sumada a la prosperidad financiera en el Southern arruinaron los planes de Neilson. En mayo de 1836 la pareja contrajo matrimonio legalmente (ceremonia que requirió la falsificación del acta de nacimiento de la joven) aunque se cree que en septiembre de 1835 ya se habían casado en secreto. Ella tenía 13 años y Poe 27. Ambos contaban con la venia de su tía, quien también idolatraba al escritor.

Todos los biógrafos coinciden en que Poe y Virginia fueron una pareja feliz. Él amaba la ternura de ella, y ella lo adoraba como a un dios. La joven solía sentarse cerca del poeta cuando este escribía, y mantenía sus papeles y útiles en perfecto orden. Recién a los 23 años Virginia se animó a escribirle un breve poema a su marido, fechado en el día de San Valentín de 1846.

La tragedia

Pero la felicidad de la pareja no duraría mucho. En mayo de ese mismo año venturoso (1846) comenzaron a manifestarse en Virginia algunos síntomas inquietantes. Su apetito se volvió irregular, sus mejillas se pusieron rojas, su pulso se hizo inestable, comenzó a sufrir fiebres repentinas, sudores nocturnos, dolores en el pecho, y lo peor: esputos sanguinolentos. Tal como había sucedido con la madre de Edgar, Eliza Poe, Virginia había contraído tuberculosis y, por ese tiempo, ya cursaba la fase terminal.

                                               

Poe se encontraba desempleado y sus cuentos no se vendían como él esperaba. Sumido en la pobreza, recibió la ayuda de algunos amigos cercanos. Los periódicos se hicieron eco del drama familiar. El Saturday Evening Post tituló: “¡Dios nos asista! ¿Es posible que los aficionados a la literatura de la Unión dejen al pobre Poe morir de inanición?”.

El final

Agonizante, Virginia le hizo prometer a su madre que cuidaría de Poe en su ausencia, cosa que la anciana cumplió con toda rigurosidad. El amor de Virginia era tan intenso, tan puro y natural, que hasta en su lecho de muerte, cubierta por el viejo sobretodo militar del poeta, entrelazó la mano de Poe con la de Mary Starr, una antigua amiga suya, y la conminó a “ser una amiga para el escritor, y le pidió que no jamás lo abandone.

Virginia Clemm murió el 30 de enero de 1847. Poe se rehusó a ver a su esposa en el féretro, y declaró que quería conservar en su memoria el recuerdo de su rostro lleno de vida. Curiosamente, sólo se conserva un retrato de Virginia, una acuarela pintada apresuradamente, y para la cual el artista debió utilizar su cadáver como modelo. De este modo extraño, Edgar Allan Poe, que se negó a ver directamente el rostro de su esposa muerta, observó una y mil veces sus facciones yertas sobre aquel lienzo barato.

La muerte de Virginia fue para Poe, el principio del fin. Proclive a la bebida desde muy joven (se decía que una copa de whisky lo ponía eufórico, pero dos copas lo perdían por completo), Poe se sumió en una depresión de la que nunca saldría del todo. Cuentan sus biógrafos, que la gente solía verlo vagando en torno a la tumba de Virginia, ebrio, lunático y totalmente fuera de sí.

Dos años después el poeta murió en circunstancias poco claras, abandonado, solo, y hundido en la pobreza más abyecta. Hasta hoy, su muerte sigue siendo uno de los misterios más insondables de la historia de la Literatura. Algunos sostienen que fue objeto de un secuestro, otros, que fue asesinado. Sin embargo, cuatro días antes de su muerte, el 3 de octubre, Poe fue encontrado en las calles de Baltimore, en un estado delirante y luciendo harapos. Según Joseph Walker, la persona que lo encontró, el escritor estaba “muy angustiado, y necesitado de ayuda inmediata”. Fue llevado al hospital universitario de Washington, donde murió el domingo 7 de octubre. En ningún momento tuvo la lucidez necesaria para explicar de forma coherente cómo había llegado a dicho estado.

La trascendencia

En 1875, uno de los primeros biógrafos de Poe, William Gill, rescató los huesos de Virginia y los colocó en un cofre. Veintisiete años después aseguró en el Boston Herald que el sacerdote del cementerio de Fordham estaba a punto de deshacerse de los huesos, argumentando que nadie los había reclamado. Los lectores de aquel artículo reunieron fondos para comprar un pequeño cofre de plata y oro, donde se ubicaron los restos de Virginia, que posteriormente fueron enterrados junto a la tumba del poeta.

Pero quizás el mejor testimonio de la historia de amor entre Edgar Allan Poe y Virginia Clemm se encuentre en la obra misma del poeta. En “Annabel Lee”, poe ejemplo, menciona la trágica muerte de una doncella y el dolor de su amante. “Ulalume”, también es un homenaje a Virginia, al igual que “Lenore” y el famoso poema “El cuervo” (The Raven), donde un espectro demoníaco tortura incesantemente a un hombre con aquel implacable “Nunca más”.

La corrección final

Pero no sólo en la poesía queda reflejado el amor entre Poe y Virginia. El cuento “Eleonora” narra la historia de un hombre a punto de contraer matrimonio con su prima; “La caja oblonga” expone el lamento de un hombre tras la muerte de su esposa mientras lleva su cadáver en un barco; y “Ligeia” detalla los estragos de una dilatada enfermedad en el cuerpo y el rostro de una joven hermosa.
Pocos meses antes de morir, presa del alcoholismo y una fuerte adicción de la morfina, Poe tomó el manuscrito de su primer cuento publicado, “Metzengerstein”, y corrigió una línea que lo había obsesionado tras la muerte de su esposa. Las ediciones posteriores, acaso por respeto, conservaron esta corrección, ya que en el original podía leerse una terrible profecía:


“Desearía que todo lo que amo pereciese de esta suave enfermedad”.

jueves, 12 de noviembre de 2015

Alma desnuda. (Alfonsina Storni)


                                                                   Alma desnuda

Soy un alma desnuda en estos versos,
Alma desnuda que angustiada y sola
Va dejando sus pétalos dispersos.

Alma que puede ser una amapola,
Que puede ser un lirio, una violeta,
Un peñasco, una selva y una ola.

Alma que como el viento vaga inquieta
Y ruge cuando está sobre los mares,
Y duerme dulcemente en una grieta.

Alma que adora sobre sus altares,
Dioses que no se bajan a cegarla;
Alma que no conoce valladares.

Alma que fuera fácil dominarla
Con sólo un corazón que se partiera
Para en su sangre cálida regarla.

Alma que cuando está en la primavera
Dice al invierno que demora: vuelve,
Caiga tu nieve sobre la pradera.

Alma que cuando nieva se disuelve
En tristezas, clamando por las rosas
Con que la primavera nos envuelve.

Alma que a ratos suelta mariposas
A campo abierto, sin fijar distancia,
Y les dice libad sobre las cosas.

Alma que ha de morir de una fragancia,
De un suspiro, de un verso en que se ruega,
Sin perder, a poderlo, su elegancia.

Alma que nada sabe y todo niega
Y negando lo bueno el bien propicia
Porque es negando como más se entrega,

Alma que suele haber como delicia
Palpar las almas, despreciar la huella,
Y sentir en la mano una caricia.

Alma que siempre disconforme de ella,
Como los vientos vaga, corre y gira;
Alma que sangra y sin cesar delira
Por ser el buque en marcha de la estrella.


Alfonsina Storni (1892-1932)

martes, 10 de noviembre de 2015

El anuncio de la muerte - VÍDEO DE TERROR



                                 

MUCHOS GUSANOS (Caso real)



Mientras los adultos lustraban los bronces de las lápidas familiares, me escullo por un pequeño pasillo de antiguas bóvedas y detengo mi andar, ante el olor putrefacto al final del corredizo.
Las moscas zumbaban, pesadas, negras y verdosas. A esa hora de la siesta, se le sumaron las chicharras y algún que otro chirrido de gorriones anidando, en los diminutos huecos de las construcciones.

La puerta enrejada y sin vidrio dejaba ver un cristo plateado, un pequeño altar adornado con carpetas de hilo bordado y dos floreros de cristal con agua mohosa. A la derecha, en un estante de cemento, dos ataúdes muy oscuros y antiguos. A la izquierda, de igual arquitectura, un féretro mediano, lustroso, abigarrado de flores marchitas y ajadas. Ahí adentro, el zumbido de las moscas era aterrador. A la altura de las manijas laterales del cajón, blancos gusanos entraban y salían, ciegos, amontonados, repugnantes. 

Algunos caían al piso y se retorcían uno sobre el otro.
Quedé inmóvil tratando de respirar lo menos posible. Traspiraba con la frente contra los barrotes, la mirada fija ante una escena terrorífica de la muerte. A lo lejos podía escuchar las voces de mis parientes avocados en sus tareas. Quieta, paralizada, asqueada...el sobresalto fue inevitable. Una paloma ingresó en la bóveda con bruscos aleteos y devoró uno a uno los gusanos regordetes que continuaban saliendo del ataúd. Se le sumaron algunos gorriones, inquietos, movedizos y culminaron el banquete en apenas unos minutos.

Corrí a lavarle las manos y la cara. El nauseabundo olor de la putrefacción, se había impregnado en mi ropa y cabello. Mi cabecita de niña, imaginaba un pequeño cuerpo, siendo fagocitado por larvas impiadosas y crueles.
Las aves, felices en las ramas de los cipreses, festejaban la vida.


Rita Mercedes Chio
Derechos Reservados.

Como limpiar tu casa de las malas energías.



Si tu casa está cargada de malas energías o si lo presientes...Por si acaso, hay algunas salidas en todos los casos.

Lo ideal sería que la pongas en manos de un profesional que sepa hacer estas tareas de limpieza energética.

Y como nada es gratis en esta vida...Dejo algunas indicaciones al alcance de todos. Ante nada, abre las puertas y ventanas de toda tu vivienda.

Toma un ramillete de salvia seca, mantenla atada y enciéndela con fuego. Expande el homo por todos los rincones, incluso el patio y jardines.

Además de esto, puedes cada tanto, encender incienso y mirra en forma de sahumerio.

Otra alternativa, es lavarla con agua y vinagre y también tu, toma un baño igual. Mantén baja la tapa del inodoro, lo más posible.

recuerda, siempre hay que ventilar las casa y más si estás tratando de quitar las malas energías, que pueden ser causadas por la envidia, celos o malas experiencias.

Síntomas de estar en una casa con mala vibra:

La circulación de la energía negativa en una habitación tarde o temprano da como resultado continuas discusiones y tensiones tanto verbales como emocionales. Como consecuencia, percibiremos una cierta sensación de tristeza, irritabilidad y malestar cuando entramos en dicho lugar.

Se percibe una disminución de nuestra energía al entrar en el espacio.
 (Una sensación de debilidad y cansancio).

Hay problemas para poder dormir de forma constante y continuada. Tenemos constantes pesadillas.

Sin motivo aparente, nuestra prosperidad o abundancia se verá interrumpida de forma inexplicable.

Diferentes personas (pueden ser miembros de la familia o incluso en algunos casos amistades cercanas) pueden llegar a enfermar de forma grave y frecuente, sin aparente explicación médica.

Surgen problemas de concentración, siendo incapaces de poder centrar la atención en un tema concreto.

Hay que recordar que nuestro hogar y lugar de trabajo es un reflejo de nuestra conciencia, así como los estados espirituales, mentales, emocionales y físicos.



Rita Mercedes Chio

La verdad sobre apariciones en cementerios.



Rara vez un difunto merodea su propia tumba. Esto puede ocurrir solo si ya no quedan rastros de su pertenencias, casa o lugares donde pudo hallarse cómodo y feliz.

Pero sí es verdad que hay apariciones en los cementerios, aún cuando poseen otros lugares donde manifestarse.

De aquellos que primero escribo, nada especial puede esperarse. Puede que sus pobres almas no encuentren en camino para elevarse adecuadamente. En muchos casos, la iglesia Luterana, contempla estos casos y realiza rituales, para ayudar a estos fallecidos a encontrar la paz eterna.




Rita Mercedes Chio