Hay historias que nadie quiere creer...Nada es más sabio que el miedo. Y estamos aquellos que le damos una oportunidad a lo inimaginable.
En el año 1963, en mi pequeño pueblo, al sur de Santa Fe, en el sótano de una vieja estancia, propiedad de una familia de alta alcurnia, fue encontrado un ser aterrador encadenado y sujeto con grilletes a los muros del habitáculo. Lo alimentaban con animales domésticos, ratas y deshechos de lo que comían los moradores. No hablaba, no caminaba, solo emitía gruñidos escalofriantes. Cuando el caso se hizo difundido, trató de minimizarse y en pocos días, para cuando llegara la policía con una orden de cateo, ya nada quedaba de él. Solo un hedor nauseabundo que justificaron con las eses de roedores. Y aquella persona, una empleada de cocina, que hubo hallado este misterioso ser, al poco tiempo de los acontecimientos, fue encontrada muerta en su cama, con el rostro desfigurado con ácido.
El dinero lo puede todo...Por lo tanto, la historia pasó a ser una leyenda más de las tantas que surgen en reuniones nocturnas, días de tormenta, noches oscuras, vino y fantasías.
Rita Mercedes Chio
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