El daguerrotipo se inventó allá por el año 1839 y fue obra del francés Louis J.M.Daguerre, que era tanto artista como químico. De forma casi inmediata se desató una fiebre por el nuevo proceso de captación de imágenes (en boga hasta 1860, cuando los negativos al colodión y otras técnicas más modernas terminaron con él) que permitía obtener unos resultados sumamente espectaculares y detallados a costa de ciertas limitaciones técnicas, como los largos tiempos de exposición y la ausencia de negativos tal y como hoy los conocemos. El proceso no era sencillo, ya que pasaba por el empleo de una placa de cobre plateada por galvanización que luego se pulía hasta que resultara reflectante como un espejo. Posteriormente, la placa se exponía a vapores de ioduro de plata, lo que le confería sensiblidad a la luz. La imagen se “revelaba” sometiendo la placa a vapores de mercurio, que resultaban afines a las zonas expuestas, formándose en ellas una amalgama de mercurio y plata (de color blanco). Después aún había que fijar la imagen resultante con varias sales, retirar el exceso de yoduro de plata, lavar y secar la placa. Inicialmente el tiempo de exposición requerido para realizar un daguerrotipo era realmente largo, y rondaba los quince-treinta minutos, sin embargo, en los años finales se redujo a tan sólo diez segundos, lo que posibilitó el empleo de esta técnica para la toma de retratos.
sábado, 2 de mayo de 2015
FOTOS POS MORTEM O Daguerrotipo
El daguerrotipo se inventó allá por el año 1839 y fue obra del francés Louis J.M.Daguerre, que era tanto artista como químico. De forma casi inmediata se desató una fiebre por el nuevo proceso de captación de imágenes (en boga hasta 1860, cuando los negativos al colodión y otras técnicas más modernas terminaron con él) que permitía obtener unos resultados sumamente espectaculares y detallados a costa de ciertas limitaciones técnicas, como los largos tiempos de exposición y la ausencia de negativos tal y como hoy los conocemos. El proceso no era sencillo, ya que pasaba por el empleo de una placa de cobre plateada por galvanización que luego se pulía hasta que resultara reflectante como un espejo. Posteriormente, la placa se exponía a vapores de ioduro de plata, lo que le confería sensiblidad a la luz. La imagen se “revelaba” sometiendo la placa a vapores de mercurio, que resultaban afines a las zonas expuestas, formándose en ellas una amalgama de mercurio y plata (de color blanco). Después aún había que fijar la imagen resultante con varias sales, retirar el exceso de yoduro de plata, lavar y secar la placa. Inicialmente el tiempo de exposición requerido para realizar un daguerrotipo era realmente largo, y rondaba los quince-treinta minutos, sin embargo, en los años finales se redujo a tan sólo diez segundos, lo que posibilitó el empleo de esta técnica para la toma de retratos.