Mientras cientos de difuntos parten al más allá “empacados” en bolsas negras, pues ningún pariente reclama sus cadáveres en la Morgue del Ministerio Público (MP), otros lucen sus “mejores galas”… Más que del amor y de la tristeza que causa la pérdida de un ser querido, las vestiduras que usará el muerto el día del último adiós dependen de la condición económica de cada familia.
Una de las tradiciones que sobrevive hasta la fecha es el uso de mortajas, es decir, ropa blanca que, según dicen, hace que todos los que mueren, ricos y pobres, se presenten ante Dios en condiciones de igualdad.
En Honduras, la confección de mortajas está a cargo de talleres de costura y de experimentadas modistas que trabajan por cuenta propia o les prestan sus servicios a las distintas funerarias de la capital.
De todos modos, cada País, cada cultura en el mundo, opta por diferentes maneras de "engalanar" un difunto, a la hora de su funeral.