Por la mañana, como todos los días luego del desayuno, miro en la cama, noticieros por TV en compañía de mis dos perras caniches y un gato. Las imágenes acompañaban el recorrido del Papa Francisco por Filadelfia, haciendo énfasis en algunos de sus discursos.
A solas con tanta espiritualidad, suelo concentrarme en todos los detalles con mis sentidos abiertos y sin condicionamiento alguno. De pronto, la perra mayor de 4 años, se arrima al borde de la cama y comienza a olfatear hacia arriba una y otra vez. Por los movimientos de su cabeza y mirada, aparentaba estar reconociendo algo que yo no veía, pero que se encontraba muy cercano. Esto duró varios minutos, por lo que era demasiado evidente que algo extraño estaba sucediendo. Intenté sacarla de ese estado y fue en vano. Es más, por último, se puso en dos patas y movía sus manitos como suele hacer siempre que saluda a una persona que se se le acerca.
No tengo respuesta alguna para este acontecimiento. Estoy plenamente segura que algo que yo no pude ver, ella lo captó, como es muy común en los animales y cabe aclarar, que no es la primera vez que esto sucede.
Evidentemente nunca estamos solos...Y son ellos, los animales, los que poseen la virtud de percibir presencias o hechos que no entran en nuestras vidas cotidianas. Al igual que los niños, estos fenómenos suelen ser muy recurrentes, si uno presta atención a lo que le rodea. Lo tomé con naturalidad, aunque me intriga no saber qué era lo que "Luna" estaba visualizando.