La humanidad en todos los tiempos
“Virtudes a la hora de la muerte”
Mentes traicioneras, sin recuerdos
Miserias diluidas, lentamente…
La avaricia camuflada en donaciones
Promesas que se sueltan de la cuerda
Crecer en blasfemias y oraciones
Y el alma, aprisionada con la puerta.
Dolores que se suman a penares
Transitando la vida sin censura
Busca la mente un descanso
Adueñándose de sueños, sin mesura.
La carne más tibia que seduce
Termina magullada por la tierra
En silencio, larvas alteradas
Concluyen anónimas la tarea.
Una lápida, monumento y presencia
Tan blanca y rígida como mis huesos
Grita cual fue mi nombre
Más no da cuenta de mis hechos.
Ni la dulce profecía de una niña
Que abandona la esperanza tiernamente
Se consuela con un puro y blanco lirio
De tus manos anónimas y carentes.
La soledad no existe entre los muertos
Somos paz en recuerdos y armonía…
Porque aquellos que destruyen a los sueños
Saben poco de la muerte y de la vida.
Rita Mercedes Chio
(Argentina) D. Reservados