No tiene sonido. El grito de los olvidados se desprende de mucho más allá de la memoria.
Se trata de los que ya nadie recuerda...Los que han entrado en la segunda y definitiva muerte.
Existe. Este grito silencioso, se eleva por entre las tumbas con la ayuda de la niebla. Se extiende lentamente, sube y baja por entre las copas de los árboles y paradójicamente, muere con la salida del sol.
Solo los animales pueden oírlo, especialmente las aves, los pájaros y palomas de los cementerios.
Quienes estudian este fenómeno, notan que en las tumbas más antiguas, realmente olvidadas y en abandono, las aves se detienen y mueven la cabeza con atención, de la misma forma que lo hacen cuando escuchan algo que les llama la atención. El ave mira hacia la tierra y da señales de estar oyendo algo.
No se llega a esta conclusión de otra manera, que estudiando la conducta de las aves, según su hábitat y territorio circunstancial.
Cuando fallece la última persona que recordaba a un ser desaparecido, ya no hay quién lo evoque, por lo tanto, este alma sufre y padece el olvido definitivo.
Si recorres un cementerio un día de extrema niebla, puede que logres comprobar esto.
Rita Mercedes Chio