domingo, 6 de noviembre de 2016

Bandido rural de Argentina: Juan Bautista Bairoletto (Leyenda)



Era hijo de los inmigrantes italianos Vittorio Vairoletto y Teresa Bondino. Juan Bautista fue el quinto hijo de ese matrimonio y habría nacido el 11 de noviembre de 1894. En una orden de captura podía leerse su descripción; ojos azules o verdosos, cara granosa, pelo rubio y peina con raya al medio. Estatura 1,68 metros. Se sabe que vestía bombacha de campo, camisa oscura y chambergo con pañuelo al cuello calzando alpargatas o botas. Tenía dos tatuajes, uno con la figura de una mujer y otro un triángulo encerrando el número 13 y sus iniciales; J.B.

                                                    
Como en todos los mitos populares las múltiples hazañas que se le atribuyen no pueden ser verificadas. Se cuenta que haciendo gala de su astucia, cuando murió su padre concurrió al velatorio en el rancho rodeado de fuerzas de seguridad que lo estaban esperando. Ningún efectivo se dio cuenta que esa mujer que llegó casi a medianoche vistiendo luto, llorosa, con un niño entre sus brazos y otro colgado de sus polleras era Bairoletto. Se dice que los civiles presentes se dieron cuenta del engaño pero callaron para protegerlo. Luego se supo que los niños eran los nietos del dueño del carruaje en que llegó “la señora”.

Cansado de huir pacta su entrega con la condición de no ser herido. Se cumple el pacto y es encarcelado. Luego de casi dos años es liberado pero muy desmejorado de salud. Retorna a Castex para reencontrarse con su familia y con Dora. Esta vez ella le rompe el corazón saliendo con otro hombre. Desde ese momento Vairoletto se convirtió en un hombre sombrío. Se relaciona con los políticos locales y cae varias veces detenido por pocos días. Deja Castex y se muda a Victorica. Allí vuelve a ser detenido y pasa varios meses en la cárcel de Santa Rosa. Al salir ya tiene una idea fija, nunca volver a prisión.

Préstamo a tasa cero

Otra hazaña que se le atribuye a Bairoletto es un curioso préstamo y devolución en pocas horas. Se dice que ya como bandolero, en conocimiento que una viuda iba a ser desalojada de su chacra por una deuda que no podía pagar. Bairoletto le dice que la va a ayudar. Concurre a la estancia de un poderoso ganadero de la zona y le pide un préstamo comprometiéndose a devolverlo en pocos días. Le entrega el dinero a la viuda para que pague su deuda sin pedirle nada a cambio. El acreedor concurre a cobrar el dinero y cuando regresaba se encuentra con Bairoletto, quién Winchester en mano que le exige la entrega del dinero. Luego devuelve el dinero al hacendado sin tocar una sola moneda.

Otra vez el amor
                                                         

Cansado de huir, matar y robar Juan decide dejar esa vida. Regresa con su novia Telma Ceballos, ella 14 y él 41. Ella queda embarazada y entonces deciden retirarse a una chacra en General Alvear, Mendoza, bajo el nombre de Francisco Bravo. Viven un tiempo felices y tienen dos niñas. Un ex cómplice, el Ñato Gazcón, lo delata y a las 5 de la mañana del 21 de enero de 1949 con el rancho rodeado le dan la voz de alto.

Ñato Gascón, el “amigo” que lo traicionó.El ñato Vicente Gascón, compañero de andanzas y entregador de Vairoleto.

-¡Entregate Bairoletto!

-¡Vengan a buscarme!- Dice Telma que su marido gritó empuñando sus dos revólveres. En el feroz tiroteo hiere a varios policías y también es herido. El último tiro se lo pega él. Meses después el traidor Gazcón aparece misteriosamente apuñalado en un campo de la pampa.

Entrevista a Telma Ceballo

“Juan Bairoletto fue un hombre bondadoso, ayudaba a los pobres”
A pesar de su frágil salud, la mujer que compartió su vida y tuvo seis hijos con el mítico personaje, habló con Tiempo Argentino. “Él se volvió así por cómo lo trató la policía”, dijo.

Juan fue un hombre bondadoso. En el campo, donde vivíamos, ayudaba a los pobres. La gente lo quería mucho”, dice Telma Ceballos, que hoy cumple cien años. Es la viuda de Juan Bautista Bairoletto, considerado por muchos el último Robin Hood argentino.

A pesar de su salud frágil, Telma dialogó con Tiempo Argentino y recordó al hombre detrás del mito. Cuando Juan murió, Telma dejó la casa que compartía con él en General Alvear, en Mendoza. Actualmente vive con su hija Juana en la capital provincial. ¿Por qué algunos persisten en asociar la figura de Bairoletto a la de un bandido? Luego de un largo silencio, Telma contesta: “Quizá los primeros años lo haya sido, pero para mí fue por los maltratos que le dieron a él en la cárcel, y por cómo lo trató la policía. Después, fue un hombre bueno, con muchos amigos que siempre lo defendieron.”

La mujer prefiere reivindicar el lado humano, y no mítico, del hombre con quien tuvo seis hijos. “Cuando ya no tenía escapatoria, y temía por nuestro futuro, el mío y el de mis hijos, mi esposo decidió tomar esa medida (el suicidio), para que sus enemigos nos dejen tranquilos”. Juana, su hija –e hija de Bairoletto–, agrega: “En realidad, gracias a un libro que escribió mi hijo, y al interés de mi hijo por mi padre, es que la gente de aquí de Mendoza se enteró que éramos familiares directos de Bairoletto. Yo tengo ahora 70 años, y recién a los 65 recuperé mi apellido paterno, porque no queríamos llamar la atención”.

El hijo de Juana, Favio Erreguerena, estudió al personaje y al hombre, y escribió un libro escuchando el relato de la abuela Telma. “Sucede que cuando mi padre falleció –añade Juana–, mi madre se mudó porque no quería tener relaciones con ningún amigo de él. A mí me pone contenta cuando se enteran de que soy hija de Bairoletto, y me dicen: ‘Tu abuelo era amigo del mío, y mi mamá me comentaba que él era muy amable.”

Amable, sí, pero también furioso cuando quería serlo. Porque Bairoletto fue el último “gaucho alzado”, es decir, el último gaucho rebelde al que asfixió una nueva época, más moderna e institucional. Como suele decirse, Bairoletto murió en tiempos en que nacía una nueva Argentina, y en que la industria imponía códigos urbanos, legales, a todo el territorio nacional. Adorado y odiado en partes iguales, cosechó sólidos vínculos con el mundo de la delincuencia, pero también con figuras menores que levantaron las banderas del anarquismo rural. Porque murió violentamente (prefirió suicidarse antes de caer abatido por una redada policial, el 14 de septiembre de 1941), se convirtió inmediatamente en un mártir, cuya fama excedió a la región en la que vivió y murió.

Bairoletto fue el segundo de seis hijos. Adoraba los prostíbulos y las casas donde se apostaba fuerte. El mito dice que robaba a los ricos y ayudaba a los pobres, o a sus amigos. En la década de 1930, se lo hacía responsable de todos los crímenes. A su funeral, asistieron miles de personas llegadas desde La Pampa, donde había nacido. Hoy peregrinan hasta en su mausoleo cada vez más fieles.

Hoy, su esposa cumple 100 años de vida. “¿Si vendrá gente del gobierno al festejo? Nooo, de ninguna manera”, dice Juana, fiel a la tradición anarquista de su padre. «¡la pampa te ha de vengar!«

Muchas obras se inspiraron Bairoletto, entre ellas, el ensayo compuesto por su nieto, Favio Erreguena. El cine lo honra con una película dirigida por Atilio Polverini y protagonizada por Arturo Bonín, de 1985. Una milonga lleva el nombre de “San Bautista Bairoletto”, cuyos primeros versos dicen: “Amparaba al que debía / al pobre, al necesitao / al que era castigao / y a aquel que nada tenía. / ¡San Bautista Bairoletto, / la pampa te ha de vengar!”. León Gieco lo homenajea en su disco Bandidos rurales, a partir de una investigación del historiador Hugo Chumbita. Cuando Gieco presentó este disco, en 2002, llegó hasta Mendoza y cantó con Telma el tema “Sólo le pido a Dios”.
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             Artículo, Rita Mercedes Chio