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miércoles, 7 de diciembre de 2016

ESCAPE SINIESTRO

                                     

Esta leyenda de terror inicia en una noche de abril cuando Fernanda veía un juego de fútbol al lado de su padre.

“Interrumpimos esta transmisión para informarles que de acuerdo con la redacción de este canal, hace unas horas se escapó un enfermo del hospital psiquiátrico. Les recomendamos no salir de sus casas, ya que este individuo es extremadamente peligroso. Si tienen alguna información sobre su paradero, por favor comuníquese a esta estación”.

– Papá, tengo mucho miedo. Te pido que por favor esta noche no salgas a trabajar.

– Hija, no puedo hacer eso, soy velador. Además en este mes ya he faltado dos veces puesto tú te enfermaste la semana pasada. Si lo vuelvo hacer, es probable que me corran y entonces tendrás que vivir con tu madre hasta que vuelva a encontrar otro trabajo.

– No papito no quiero irme con mamá. Comprendo lo que me dices, pero por favor ten mucho cuidado.

– Sí Fer, no te preocupes, cerraré la puerta incluso con la cadena. Sólo debes prometerme una cosa… ¡Pase lo que pase, no te acerques a la puerta aunque oigas sonar el timbre! ¿Me lo prometes?

– Claro papi. ¿Pero qué pasa si hay un incendio?

– Ya lo sabes, hay un duplicado de las llaves encima del refrigerador, pero únicamente debes usarlo en caso de que ocurriera algún siniestro.

La niña de 11 años le dio un beso de despedida a su papá y se dirigió a su habitación a seguir viendo la televisión. Una vez más puso el canal de noticias, en donde se enteró que el desquiciado del manicomio continuaba suelto.

“Nos informan que el maniático que se fugó esta tarde se le vio cerca de la calle de los Robles”.

El pavor invadió hasta lo más profundo del ser de Fernanda, ya que sabía que esa calle se encontraba a unas cuantas cuadras de su domicilio. Apagó el televisor y las luces para intentar dormir, pero no podía ni siquiera cerrar los ojos, pues inmediatamente pensaba en situaciones horribles en las que aquel maniático entraría a su casa y la asesinaría.

Cerca de las 10 de la mañana el sonido del timbre la despertó. Transitó por el pasillo que conducía a la alcoba de su padre y vio que éste no había llegado a su hogar. Llegó hasta la puerta y con voz temerosa preguntó:

– ¿Quién es?

A esta pregunta alguien con voz sombría y tétrica le respondió:

– Soy yo hija abre pronto.

La niña no hizo caso y volvió a su cuarto hasta que poco después escuchó las sirenas de varias patrullas que aparcaban a las afueras de su domicilio.

Una vez más se aproximó a la puerta y alcanzó a escuchar a uno de los gendarmes que decía:

– Métanlo en la camioneta y llévenlo de vuelta al hospital. Trae una sábana para tapar el cuerpo, no quiero que los fotógrafos vean cómo terminó este pobre hombre.

Fernanda fue a la cocina, jaló un banco y se subió en él para alcanzar el duplicado de las llaves que estaban sobre la nevera.

Abrió la puerta y lo único que pudo ver fueron un par de camillas. En una de ellas se encontraba un hombre amarrado gritando incoherencias. Por otro lado, en la camilla más próxima reposaba el cuerpo sin vida de un hombre. Supo que era su padre, pues reconoció la esclava de oro que colgaba de aquel brazo lleno de sangre.

( Anónimo) 

miércoles, 26 de octubre de 2016

El pozo de Asunta - Leyenda

                     
A medianos de la década del 70, por querer hacer algo diferente, tres niñas amigas decidieron visitar un cementerio indígena de la Pcia de Chaco. Entre broma y broma, para ocultar cierta inquietud y temor, caminaron sigilosas por entre las tumbas abandonadas, ya sin cruces en su mayoría. Flores de plástico, botellas rotas, altos pastizales iban modificando el paisaje original y la decadencia emocional reinante bajo aquel atardecer de marzo. "No nos separemos" dijo la que caminaba último. "Tampoco nos demoremos demasiado", respondió la mayor. Y llegaron, entre risitas nerviosas y empujones, al único pozo de agua, no menos de 20 km a la redonda.
                                      

Estaba seco, añoso, con malezas incrustadas en sus ladrillos. Podía oírse el movimiento de las ratas en su interior. Chillidos agudos y el crujir de pequeñas ramas, armando nidos en la parte más sombría y fresca del fondo.

"Regresemos ya" propuso aterrada una de ellas y comenzó a caminar por el sendero ya hecho. No quería voltear, no quería demorase un solo instante más, en la no tan discreta huida, hacia la vida.

Las chicharras despertaron todas juntas, el viento arremolinaba flores de cardo y un cielo rojizo abrazaba nubes azules, traspasadas por aves inquietas, altas, lejanas.

"Regresemos!" gritaba, mientras sacudía su falda llena de polvo y sus piernas lastimadas por las malezas y espinos. La más pequeña, entre sollozos, le tocó la espalda como para aferrarse a una escapada segura. Pero faltaba una.

"Y dónde está María?" "Qué ha pasado con María?". Llegaron a la calle tan espantadas que un lugareño detuvo su caballo, curioso y asombrado. "Falta María" repetía la niña sin cesar. "Mi amiga no ha regresado".

Una hora más tarde, la poca gente del inhóspito lugar, buscaba afanosamente señales de la niña perdida. A media noche, cuando todo debería ser silencio, los perros enloquecieron, las ovejas balaban, la luna desapareció misteriosamente y solo quedaron antorchas iluminando la boca de aquel pozo, ahora lleno de sangre y carne destrozada.

(Cuenta la leyenda, que un siglo atrás, una joven aborigen, Asunta, murió de hambre y sed en aquel paraje. Cuenta la leyenda, que en los días de mucho calor, su alma en pena, sale en busca de alimento, ganado, animales y/o niños)

El arriero que encontró a las niñas, sonrió cabizbajo y meneó la cabeza. Ese año, no perdería una sola cabra más.






Rita Mercedes Chio
Propiedad intelectual.

domingo, 16 de octubre de 2016

Los ojos de las arañas



Así como un perfumista sumerge su alma en el goce de las fragancias, cada tanto, las pócimas destinadas a encantar corazones, someter mentes y dominar vidas, transforman mi dicha en plena felicidad.

Ser bruja es un don que se hereda y perfecciona de generación en generación, con sumo cuidado.

Afuera la gran tormenta del pacífico, rasguña cristales, quiebra ramas, hunde barcazas, bajo los flashes de relámpagos azules, en medio de la noche plagada de espanto y desolación.

Le he prometido a la niña, que suyo será el amor, suyo su cuerpo y más suyo aún, su codiciado corazón.
                                               




Hierve lentamente el agua de romero con algunas flores de lavandas, maderas de oriente, almizcle y azahares. Siete gotas del sudor de su cuerpo, pedacitos de uñas, saliva y algunos cabellos pubianos de la joven.

No voy a revelar los secretos de mi receta infalible, pero puedo asegurar que hay muchos más condimentos secretos en esta poción tan especial. Elementos de la naturaleza, minerales, polvo de huesos y algunos otros, que prefiero reservar...

Jamás ha fallado esta sopa de ilusiones, en medio de tanto desencanto de amores no correspondidos, sueños quebrantados y promesas incumplidas. Mi hechizo es infalible, certero, para siempre y aún más allá de la misma muerte, tan poderosa ella y tan frágil a la vez.

Sólo me falta agregar al humeante líquido, porque ha sido lo más complicado en conseguir, los ojos de tres arañas, que aguardan inmóviles dentro de una cubeta de cristal. No me agrada demasiado hacer esto, pero es garantía de eficacia.

En pocos días, una nueva pareja, amorosa y feliz, traerá alegría a la pequeña aldea...Ya lo verán!






Rita Mercedes Chio
Derechos reservados.











jueves, 7 de julio de 2016

La monja blanca - Cuento de terror



María Luisa despertó confundida sobre el banco verde y no fue hasta entonces que cayó en cuenta de la espantosa realidad de que estaba sola, absoluta y totalmente sola. Ese día tuvo que levantarse muy temprano para acompañar a la maestra Frandina y otros compañeritos hasta el Museo Diocesano, una casa muy grande y antigua que antes era un convento para monjas, pero que ahora funcionaba como un gran museo donde se guardaban viejas campanas de iglesias, espejos altísimos y hasta algunas vírgenes que cambiaban sus vestidos y pelucas según la ocasión.

_ ¡Maestra, maestra Frandina, ¿Dónde está?, conteste!

No pudo ver a la maestra ni a ninguno de sus compañeritos, ni a nadie que le dijera a donde se habían ido todos, corrió hasta la puerta principal que encontró cerrada, caminó por los pasillos y solo podía escuchar el taconeo agudo de sus zapatitos sobre las viejas cerámicas de la gran casa solitaria. Pasaron algunos angustiosos minutos hasta que pudo ver al final de un pasillo a una monjita blanca, muy joven y bonita, corrió hacia ella y abrazándola le dijo:

_ ¡Hermanita, hermanita, ayúdeme! me han dejado sola y tengo miedo.

La monjita la miró con cariño y agarrándola de la mano le respondió:

_Vamos, no tengas miedo yo te llevaré.

La niña caminó confiada agarradita de la mano. Escuchándose solo el taconeo de sus zapatitos. De repente preguntó:

_ Hermanita ¿Porqué tienes las manos tan frías?

La hermanita respondió:

_Porque estoy muerta.



Gennaro Di Donna

jueves, 4 de febrero de 2016

EL PÁJARO

"- Ese negro pájaro que merodea mi casa, lleva días posado sobre las ramas y no deja de mirarme. No sé cuando duerme...Nada logra quitarlo de ahí. Ni siquiera creo que se esté alimentando. 
Será un presagio del más allá o un mero ave a la espera de su presa preferida. 
- Cuidado mujer...Pensar livianamente o distraerse, puede resultar fatal. No es un ave cualquiera...Sus ojos rojizos, el azabache plumaje que lo hace brillar en la oscuridad, la serenidad de sus movimientos, es su arma y su incógnita. Yo no estaría tranquila ni por un segundo. La muerte suele camuflarse a su gusto y no escatima en misterios, tiempo y disfrute."

La mujer sonrió descreída y entró con su carga de leños, en la vieja casa de adobe. El humo de la chimenea era escaso y afuera, un viento frío arremolinaba hojas secas en la puerta de madera. 
La vecina también se marchó a paso lento, por un sendero estrecho y arbolado que conducía a su lejana morada.



Giró una sola vez para volver a ver el oscuro pájaro. Con gran sorpresa lo vió remontar vuelo y posarse en la ventana de su apreciada amiga. Dudó qué hacer. Lo pensó unos instantes y prefirió seguir su camino. 
A los tres días, con algo de remordimiento, regresó a la humilde casa de la mujer que vivía sola. A medida que se acercaba, notó que no salía humo de la chimenea, los perros ladraban enloquecidos, las aves deambulaban por terrenos linderos. 
Espió por todos los ventanales, golpeó la puerta, la llamó por su nombre, pero nada...

Con horror descubrió a la vera del aljibe, el cuerpo de su amiga tendida boca arriba. Sus ojos habían sido quitados, la sangre reseca había oscurecido su rostro y sus prendas. Tenía los brazos rasguñados, el cabello revuelto y un par de plumas negras en las manos. 



Rita Mercedes Chio
Derechos reservados. 




lunes, 14 de septiembre de 2015

LA MONA - Leyenda de Bogotá





Se dice que en el año 2004 en una antigua edificación del centro de Bogotá, donde ahora quedan las oficinas de una institución pública, se aparecía una mujer de pelo rubio y gabán negro. Miles de historias se trazan al rededor del fantasma de ‘La mona’, como la bautizaron los vigilantes que una vez las vieron por las cámaras de seguridad.

Un día, uno de ellos se encontraba apagando las luces de cada piso, cuando una mujer se le acercó a decirle que por favor no apagara las del cuarto piso. El vigilante muy atento siguió la orden de la mujer, mientras el otro conserje miraba las cámaras de seguridad con atención.

Cuando bajó quien se encontraba apagando las luces, el encargado de las cámaras le preguntó que porqué no había apagado las del piso cuatro. A lo que él contesto que una amable dama se lo había pedido. El otro se negó a creerle pues argumentaba que en las cámaras el piso se veía solo.

Así, los dos decidieron subir de nuevo, llevándose una gran sorpresa pues la supuesta señora rubia había dejado el recinto. Decidieron ver las cámaras para comprobar por dónde había salido y quedaron pasmados al darse cuenta que durante el recorrido que hicieron, ella siempre los estuvo acompañando.

El tenebroso episodio, que aseguran es de la vida real, quedó grabado en las cámaras de seguridad de la institución y según algunos empelados han entablado conversaciones con la misteriosa mujer. Es el caso de Miguel Ortiz, quien afirmó que le vio la cara y llevaba puesto un labial color rojo pasión.

sábado, 25 de julio de 2015

LA MUJER DE LAS TORMENTAS - ( CASO REAL)



En una casa a 2km en las afueras del pueblo, ya en medio de una  zona rural, cada noche de tormenta, hay quienes aun continúan viéndola caminar casi siempre de espaldas al espectador, lenta, apenas distinguible. De todos modos, su silueta refleja juventud aunque la vestimenta, sugiere tiempos remotos. 
Cada uno de los habitantes, intenta encontrarle una explicación, un parentesco o una historia. 

La persona que sí sabía de qué se trataba todo esto, ya no está en el mundo de los vivos. Es ahí que nos quedan vagas respuestas sobre la misteriosa dama de la oscuridad. 


El último y más coherente relato sobre su existencia, me la dio mi abuela, en el año 1969, poco antes que la perdiera para siempre. 


Cuenta la leyenda que María Dolores Ayala, una viuda madre con 4 hijos pequeños, decidió pasar un día de campo en familia, en las cercanías de la vieja estancia Ancaloo, al sur de la Pcia de Santa Fe, propiedad de los Herrázuriz - Alvear, una tarde nublada de domingo, en el año 1922. Llegado el atardecer, una implacable tormenta de viento y granizo, se desató con furia sobre los campos florecientes del verano. Copiosas coníferas retorcían sus ramas y esparcían el fuerte aroma de la resina. Relámpagos que iluminaban  azules,  estrechos senderos de tierra, algunos que conducían directamente a la  bellísima laguna de aguas oscuras, barrancos endebles y mediana profundidad. Dos de los niños cayeron en ella. Truenos y rayos que opacaron sus gritos aterrados. La madre solo puedo encontrar a los otros niños con vida y debió esperar hasta el amanecer, para continuar su búsqueda. Dos moradores de la estancia la hallaron con las primeras luces del día. Llevaron a las criaturas a un refugio de la estancia , pero la madre se negó a dejar el lugar de la tragedia. Una vez avisada la policía más cercana, a media mañana, regresaron por la mujer que ya no estaba. Retiraron los dos pequeños cuerpos del agua, pero no se pudo dar con el paradero de María Dolores. 


De ahí en más, estas apariciones, han sido cada vez más frecuentes y cada vez más rebosantes de misterio y creencias que paseaban de boca en boca, con temor, con incredulidad, en algunos casos, con testigos de muy creíbles (Entre ellos mi abuela Poli, que vivía exactamente a pocos metros de ahí, en la casa de los parqueros y fue quien presenció la mayoría de aquellos momentos angustiantes, que aun desvelan a los pobladores) Por supuesto, la versión de mi abuela, es la más firme. 



Rita Mercedes Chio

martes, 30 de junio de 2015

LA LEYENDA DE VANUSHKA - LA GITANA QUE MURIÓ DE AMOR.















Esta leyenda se originó en la ciudad de Quetzaltenango y es la historia de una gitana de gran belleza llamada Vanushka Cardenas Barajas, quien llego a esta ciudad con un circo de origen húngaro y termino muriendo de amor.



La tumba de Vanushka – foto por Juan G. Lopez

Una de las funciones mas populares del circo era una obra artística llamada la Odisea, en donde Vanushka era la principal atracción.

Cuenta la leyenda que un día asistió a la función de circo el hijo del gobernador, quien inmediatamente quedo impresionado por la belleza de gitana y por el emocionante espectáculo que ella brindaba al domar animales de gran tamaño.

En su acto Vanushka comúnmente solicitaba la ayuda de una persona de la audiencia que fuera valiente, para que la ayudara en su acto de domar a animales salvajes.

El hijo del gobernador fue quien en esta ocasión decidió ayudar a la gitana en la pista del circo. Luego de este fortuito encuentro, el la visito varias veces en secreto resultando en un amor apasionado. Ellos ya enamorados se dieron cuenta que era un amor prohibido, ya que tanto el gobernador como los padres de Vanuhska se opusieron al noviazgo.

El padre del joven al darse cuenta de la seriedad del romance y no poder persuadir a su hijo dejar a Vanushka, decidió mandarlo a España, lo cual causo una gran tristeza en la bella gitana.

Cuenta la leyenda que el llanto agónico de Vanushka hizo que su corazón dejara de latir, y que desde su tumba ahora ayuda a las personas que le piden encontrar a sus amores perdidos. Su tumba se encuentra en el cementerio general de la ciudad de Quetzaltenango y es frecuentemente visitada.

domingo, 14 de junio de 2015

ANOCHE NOS VISITÓ LA MUERTE


 Ya todo el vecindario estaba descansando. Oscuro paisaje de invierno en que los árboles arañan los empañados vidrios de cualquier casa, danzando con el viento y su extraño silbido. Las luces de la calle lucían tenues, adormecidas y espaciadas. 
Me despertó el grito desesperado de una mujer y corrí hacia la ventana que da al patio trasero. Apenas la luna alumbraba las siluetas de los arbustos, resecos y mustios. Entonces, fue ahí que, entre las sombras movedizas de la noche, una figura se alejaba agazapada y silenciosa. 
Los gritos eran cada vez más aterradores y desesperados. Se encendió una luz en la casa continua a la mía y en el medio del jardín, mi anciana vecina, suplicaba por ayuda.
Mi cuerpo paralizado por el pánico, se enfriaba contra los vidrios del ventanal, temblaba, no podía emitir sonido alguno y caí al suelo. 
A las pocas horas, desperté entumecida y enferma. La ambulancia estaba retirando el cuerpo del recién fallecido, mientras yo bebía un té con miel. 
Había visto a la muerte? Podría haber hecho algo?. Nunca lo sabré...Pero a la muerte no se la enfrenta, ni se le mira a la cara. Solo la oscuridad y el viento sabrán qué fue aquello que presencié. El pobre viejo que podaba mis ramas, ya no está más. Mañana llamaré a otro jardinero para que quite todos los matorrales del fondo. No deseo que la muerte vuelva a esconderse en los fondos de mi casa. 


Rita Mercedes Chio
Derechos reservados. 




sábado, 6 de junio de 2015

EL RETRATO - CUENTO




El viento empujaba con fuerza, y, junto a con la lluvia que caía salvajemente, hacían perder a Dean las esperanzas de encontrar refugio, y ya si veía al lado de un árbol, refugiándose a duras penas del temporal que se había desatado en la mitad de la noche, pero la silueta de un imponente castillo sacó a Dean de sus pensamientos, que se dirigió rápidamente al majestuoso portón, y llamó fuertemente, después de un poco, apareció ante él un escuálido hombre, con pintas de mayordomo, que tras recoger sus empapadas ropas, y ofrecerle una muda limpia, lo escoltó hasta su "amo", Dean supuso que se referiría al señor del castillo.

Llegaron al que parecía ser una biblioteca, el siervo no pronunció ni media palabra, tan solo señaló al centro de la estancia, donde había dos opulentas butacas, en una de ellos descansaba un hombre que debía tener unos sesenta años, su pelo ya carecía de color, al igual que el bigote, el anciano, que recibió al hospede con una gran hospitalidad, y después de escuchar Dean relatarle como, al viajar hacia el norte, se había perdido en medio de la fuerte tormenta, le ofreció una copa para entrar en calor, hablaron de muchas cosas, pero Dean estaba distraído, mirando un cuadro de grandes dimensiones, había algo en él que le llamaba la atención, el marco, ricamente adornado, y que parecía hecho de oro, aparentaba ser muy viejo, pero la pintura estaba como se hay habían habido pintado hace poco, el anfitrión se percató de la falta de atención de su huésped, y siguiendo su mirada, dijo:
“¿Le gusta el cuadro?, es un retrato de mi antepasado Daniel O´Craught, devenido sus maneras poco... ortodoxas, acumuló una gran riqueza, también estaba obsesionado con un cuerpo eternamente joven, él sostenía que la sangre era la esencia vital del ser humano, y por eso la gente lo acusaba de vampiro, relacionándolo con una extrañas desapariciones de campesinos, por esta razón, los campesinos, una noche, asaltaron el castillo y le dieron muerte. Este retrato fue pintado por un amigo suyo, y por petición expresa de Daniel, fue pintado usando como base para los colores su propia sangre, eso es, en mi opinión, es lo que le da esa sensación de estar "vivo".

En ese momento, en alguna iglesia cercana, sonaron doce campanadas, y el anfitrión sorprendido por el rápido paso de las horas, le indicó a Dean el camino hacia el cuarto de invitados.
Esa noche, Dean no podía dormir, le parecía escuchar pasos y hasta le creyó notar cómo se movía el picaporte.

A la mañana siguiente, la luz de la soleada mañana entraba por los ventanales, e iluminaba toda la biblioteca, podía verse como el anfitrión, subido a una escalera, limpiaba una mancha de la comisura de los labios del retrato, la mancha parecía ser sangre.


"Escalofrío"




martes, 19 de mayo de 2015

LA MUÑECA DE TRAPO (Caso real)




A pesar que la casa había estado cerrada por más de 60 años, por dentro lucía radiante, fresca y colorida. El lago estaba a escasos 50 metros, del otro lado de la ruta. Al tercer día de haberme mudado y aun sin desempacar las cosas menos necesarias, subo al altillo por una estrecha escalera de maderas pintadas de blanco. Cajas, viejos baúles con revistas amarillentas, una bicicleta desarmada, una cuna rota y una muñeca de trapo. Sin pensarlo dos veces, fui bajándolos uno a uno, hasta dejarlos a un costado de la calle, a la espera del recolector.


Luego de la cena, en el silencio más profundo de la noche, me recorté sobre un sillón de brocato a mirar mi serie favorita. Cada tanto se oía el motor de los vehículos que transitaban la zona y algún que otro grillo lejano.
Me despertó el llanto desgarrado de un niño pasada la media noche. Miré por las ventanas, me asomé al pórtico y no podía comprender. El vecino más cercano, estaba a una milla y el llanto infantil retumbaba dentro de la casa. Entré en pánico apretando mis oídos con las manos, pero todo era inútil. Llamé a la policía y en escasos minutos corrí temblando a su encuentro. El teniente Martínez y su compañero, luego de escuchar mi relato, se miraron y menearon la cabeza intentando no sonreír. Yo seguía escuchando el llanto, ellos no..."No estoy loca" insistí "Lo estoy escuchando". Dejaron una tarjeta sobre la mesa y se retiraron más que de prisa. Salí detrás de ellos hasta verlos desaparecer y quedé bajo la luz de la luna, parada ante el montículo de trastos que había desechado.
Un impulso repentino hizo que tomara la muñeca de trapo e ingresara a la casa con ella. El llanto había desaparecido.

Seis meses después de muchas averiguaciones, preguntas, el recelo de la gente, respuestas huidizas y escuetas, supe el porqué, en tanto tiempo, nadie quería comprar esa propiedad y las leyendas que se creaban en torno a la vivienda. La familia Helguera la había abandonado tras la muerte súbita de su pequeña hija Clara, en el día de su cumpleaños. La muñeca había sido un regalo sus padres y aquella noche, la niña de 7 años, durmió abrazada a su juguete, para no despertar nunca jamás

No creas que siento miedo, temor o angustia...ahora esa muñeca (Clarita) es parte de mi vida y no he vuelto a escuchar llanto alguno. Tampoco he divulgado, lo sucedido aquella noche...La vida y la muerte, tienen encantadores secretos. O no?


Rita Mercedes Chio
D. Reservados - Argentina

miércoles, 13 de mayo de 2015

LA MARCA DEL LOBO



Las dos jóvenes corrían asustadas por el bosque. Una fiera enorme les perseguía. Las dos hermanas, Clara y Laura, se habían tropezado con ella en un atajo hasta casa después de las clases y la fiera había atacado a Clara, que sangraba mucho del brazo derecho. Se había quedado inconsciente, pero su hermana Laura había cargado con ella buena parte del camino y ahora estaban las dos bien despiertas y también muy asustadas.

Cuando llegaron a casa lo contaron todo, el médico de guardia vino a atender a Clara y le cosió la herida, los padres cuidaron de ambas lo mejor que pudieron y, por fin, se fueron a dormir. Clara no descansó. No paraba de tener pesadillas con la fiera que les había atacado y, en el fondo, temía haberse contagiado de algo y convertirse ella también en un terrible monstruo.

Las pesadillas que tuvo fueron impactantes y aterradoras, veía gente herida, sangre por todas partes, mucha violencia. Se despertó pronto, por la mañana, empapada de sudor y creía haber tenido una fiebre muy alta, aunque ahora se encontraba bastante bien.

Sin embargo, el silencio de la casa le asustó. Llamó a sus padres, a su hermana, pero nadie contestaba. Fue al dormitorio de sus padres y se quedó helada de miedo. Sus padres habían sido devorados y yacían en la cama sin vida. ¡Estaba segura de que había sido ella! Los sueños no eran mentira, sino la realidad que veía como si estuviera soñando.

Salió de la casa corriendo en busca de su hermana Laura, pero no la encontraba por ningún sitio. Por un momento pensó en entregarse a la policía pero decidió volver a casa y comprobar si encontraba a su hermana por fin, viva o muerta.

Cuando llegó, sorprendentemente su hermana estaba en la cocina tomando café. Clara le preguntó si estaba bien y si había visto a sus padres y ella le contestó que sí a las dos cosas. Clara, todavía sin comprender nada le preguntó por qué estaba allí tan tranquila y Laura le miró muy fijamente. Algo en sus ojos cambió. Se levantó de la silla y se quitó la camiseta, mostrando una profunda herida que la fiera, sin que nadie lo hubiera sabido, le había hecho mientras su hermana había caído inconsciente. Y Laura le dijo mientras se transformaba:

– Te estaba esperando. Me he quedado con hambre.

jueves, 23 de abril de 2015

VACACIONES - (CASO REAL)



En la noche de fin de año, decidieron sin dudarlo un segundo, volver a vacacionar todos juntos, en familia, en la posada "Celestial", a la vera del lago "Mayorga". Según Mauro, esta vez no perdería su filmadora y sí llevarían los celulares, aunque la consigna anterior, había sido alejarse por completo de toda tecnología.

Este 4 de febrero de 2015, los Benítez y su perro, embriagados de alegría y buenos recuerdos, emprendieron el viaje hacia el sur. Un largo y atractivo viaje, donde los paisajes no escatimaban variedades para maravillarlos.

La música a tope, la baulera repleta, María, su esposa, Lucía, la única hija y Tomy...un callejero inquieto y amigable. A la gran aventura entre las montañas, el bosque, aguas cristalinas y el canto de las aves.

Luego de 12 horas de conducir, cargó nafta por tercera vez, en lo que serían las proximidades de la posada.

Estaba atardeciendo. El sol insistía entre las copas de los árboles, reflejando tonos rojizos sobre sus rostros felices.

Aminoró la marcha, atento y listo para el arribo. El hotel no aparecía ni en los carteles indicadores. Se detuvo, volvieron a mirar el mapa de ruta y algo confundido, propuso regresar un par de kilómetros.

- Debería ser por aquí, justo aquí, donde está la cruz de madera - María asintió sin dejar de mirar de un lado para el otro. La niña dormía y perro también.

Por más de media hora recorrió ida y vuelta el mismo camino. Perplejo, asustado, decidió regresar a la estación de servicios.

Una vez allí, con cierto nerviosismo, se acerca al encargado...Un hombre anciano de sonrisa fácil y ojos color cielo.

- "La Posada Celestial", buscamos la posada y no dimos con ella -

El hombre mayor se hizo para atrás frunciendo el ceño.

- La Celestial me ha dicho?

- Sí claro...el año pasado estuvimos en ella y a menos que haya errado el camino...

- Disculpe joven...está seguro Ud que busca ese lugar? No será otro nombre parecido?

- No amigo...Una posada de madera, estilo alpino, la entrada de alerces, estanques, carruajes antiguos y Doña Regina, la dueña junto a sus dos hijos, Alfred y Hanna.

El anciano se tomó la cabeza con las dos manos. Transpirando, murmurando, tomó a los viajeros del brazo y los sentó a una mesa añosa y despintada.

- Deben estar confundidos amigos. Por Dios! qué está pasando aquí!...Esa posada desapareció junto sus moradores, en un incendio en 1925. Yo no había nacido aún.

- Pero es que la temporada pasada estuvimos dos semanas en ella. Doña Regina nos regaló este perro que hoy nos acompaña.

Hubo un silencio macabro. La luz del farol era débil, blanquecina. El anciano inmóvil y conmovido...Los viajantes se miraban entre sí aterrados, descolocados ante esta revelación.

- La cruz de madera es lo que queda en su memoria - Explicó en encargado - Todos murieron, incluidos los animales. Regrese señor, regrese o busque otro lugar. Esto es una pesadilla! - (Sin dejar de persignarse una y otra vez)

Mauro y su familia, atónitos, desencajados, emprendieron el regreso. El perro no quiso subir al auto y se perdió en el bosque. La niña lloraba desconsolada. Todo era caos en medio de la oscuridad.

No hablaron entre sí. Solo recordaban aquellas manos blancas que les servían delicias, la risa de Hanna cuando ambos cabalgaban, la destreza de Alfred nadando en el lago. El fuego en el hogar, las palomas blancas del jardín, las sábanas de lino bordadas a mano y oliendo a violetas.

La muerte había logrado traspasar el tiempo, el olvido, la dimensión desconocida entre la vida terrenal y la celestial. Hubieron disfrutado las mejores vacaciones de sus vidas, acompañados y agasajados por fantasmas, almas que se negaban a abandonar aquello que amaron en medio de un paisaje, aparentemente, de otro mundo.

El miedo fue disminuyendo a medida que se alejaban, pero el anciano de la estación de servicio, falleció del susto, a la hora exacta en que se marcharon. 

(Todos los nombres han sido cambiados) 

Febrero de 2015
Argentina
Rita Mercedes Chio

miércoles, 22 de abril de 2015

EL PARQUE - TERROR


Desde siempre me ha agradado caminar o rondar entre la oscuridad simplemente acompañado por la luz prestada de la luna, aún desde aquel día en que sucedió tal tragedia… Nunca terminé de superar ese hecho, pero hubo otro que me perturbó un poco más mis días errantes sobre la tierra….Fue hace unas semanas cuando me sucedió algo un poco aberrante…

Después de las tragedias siempre se espera que la tormenta se atenúe un poco más, que avance rauda y poder ver quizás un rayo de luz, algo de esperanza, pero en este, mi caso, no fue así…en realidad empeoró. 


Podría decir que es a veces curiosa la existencia humana, nuestros hábitos y adicciones que son parecidas a un placebo para aliviar tristes y amargas monotonías diarias. En mi caso siempre fue el caminar de madrugada, no hay nada como el silencio tan abismal que se percibe a altas horas de la noche en la cual eres sólo tu y el mundo, tu y la luna…y nadie más. 

Es curioso cuando te gusta caminar en la profunda penumbra de la noche, entre las mismísimas tinieblas que proyectan formas por doquier acelerando el palpitar más calmado y valeroso, pero hubo una vez en que dejé esta adicción aún cuando quedé con una duda tan inmensa que no pude continuar haciéndole compañía al astro lunar.
Con paso firme y tranquilo, noté de lejos y curiosamente, a una niña meciéndose en una hamaca de un abandonado parque en la zona más lejana de la ciudad, la cual antes yo solía habitar debido a mi extraño traslado. Me fue llamativo cuando sin darme cuenta aquella pequeña se apareció a mi lado y me miró penetrante y fijamente sin decir más que un leve murmullo casi inaudible, mientras sólo se percibía el susurro húmedo del viento cargado de rocío y de pronto alaridos de angustia y dolor… La chica desapareció trotando por la calle con risas macabras que rompían el silencio y dejando un rastro de sangre tras de si….

Quizás no sea nada del otro mundo, pero llegó a convertirse en algo escalofriante para mi, cuando sabes que falleciste días atrás y un vivo te habló…

EL INVITADO - CUENTO

Escrito por Alejandro Vega Camarena

                                                         
Desde el momento en el que Luis entró a la casa se sintió observado por alguien. Pero sabía que esto era algo ridículo, pues el viejo Pedro había muerto una noche antes y él no tenía familiar alguno, ni mucho menos un amigo que pudiera estar ahí.

Luis no quiso prestar atención a esto, pues creyó que solamente eran sus nervios traicionándolo en el peor momento posible. Por lo tanto, se dispuso a recorrer la casa de un lado a otro lo más rápido que pudo.

Cada vez que Luis pasaba junto a uno de los varios cuadros que colgaban de las paredes de la casa, por alguna extraña razón se volvía a sentir observado, como si las personas retratadas en las pinturas fuesen quienes no lo dejaran de mirar rencorosamente por haber entrado a la casa.

Sin embargo, una vez más, Luis no prestó atención a algo que sabía era imposible. Luego de haber recorrido la casa entera, Luis creyó encontrar lo que tanto buscaba, una sólida y pesada puerta de acero oxidado.

Tras forzar la cerradura de la puerta, al igual que lo había hecho antes con la puerta de la entrada, Luis fue ágilmente al interior del cuarto ahora abierto, y de inmediato su atención se posó en un altar en el que se encontraban algunas velas casi extintas y otra pintura más.

Al ver el cuadro, un escalofrío recorrió el cuerpo de Luis, pues quien estaba retratado en la pintura no era otro sino el viejo Pedro. No obstante en ella, el viejo tenía un semblante oscuro y perturbador, incluso podría decirse: diabólico.

Hasta ese momento Luis nunca había hecho caso a todos los que decían, que al pasar de noche por la casa del siniestro viejo; se le podía escuchar platicar con alguien desconocido. Alguien de quien sólo se podía escuchar un horrible y atroz sonido por voz; la cual, al parecer, alegraba al viejo de alma negra únicamente con oírla.

A pesar de esto, Luis pensó que esas historias las contaban sólo para alejar a la gente del dinero del viejo. Y a Luis el dinero de Pedro era lo único que le importaba de aquél sitio.

De pronto, la sensación de que había alguien atrás de él, hizo que la sangre de Luis se helará a causa del miedo y el horror de lo que esto significaba.

Todos aseguran que en la noche en la que Luis desapareció de este mundo, se escuchó nuevamente la macabra risa del viejo Pedro. Haciendo que nadie volviera a pasar por su maldita casa por tal motivo. Pues además de haber muerto una noche antes; todos sabían que el único capaz de hacer reír al viejo perverso, no era otro más que el demonio mismo.

lunes, 23 de marzo de 2015

LAS 13 CRUCES - CUENTO


 


Llueve dentro de mí. Como arañas carnívoras, la muerte se desliza en busca de su víctima número 13. Doce cruces a la vera del camino, blancas muecas a la luz de los rayos. Siento frío, transpiro, me aferro al volante sin dejar de acelerar y fijo la mirada en el horizonte, oscura línea que nada promete.

Los vidrios se empañan aun así. Qué es lo que no puede detenerme? Qué es lo que me paraliza en acción, consciente, enajenada como bajo hipnosis...El olor de la tierra mojada se mezcla con el ácido aroma de mi sudor. 


En línea recta voy a los brazos de un rugido sobrenatural. Cierro los ojos, no puedo abrirlos, no puedo abrirlos...

El obrero municipal acaba de enterrar con una maza, una provisoria cruz de madera a la altura del km 666 de la ruta nacional que une Marinas con Cañares. El sol atrajo pequeñas aves negras, oscuras mariposas, roedores hambrientos. 

Nadie reclama mi cuerpo. Absolutamente nadie. 


Rita Mercedes Chio
Derechos reservados.


                                                                   

EL CUERVO - DE EDGAR ALLAN POE



EL cuervo es un poema escrito por Poe, aquí al igual que en la mayoría de sus cuentos el personaje es anónimo, pero ahora se explicara de que trata este poema tan relevante de los escritos por Poe.

El cuervo sigue a un personaje sin nombre, que al principio está sentado leyendo un raro libro de ciencias antiguas y olvidadas, con la intención de olvidar la pérdida de su amada Leonor.

Un golpeteo en la puerta de su habitación no revela nada, pero incita al alma a perderse en ese libro. Se oye un golpeteo similar, ligeramente más fuerte, esta vez en la ventana.

Cuando el joven va a investigar, un cuervo entra a su habitación. Sin prestar atención al hombre, el cuervo se posa sobre un busto de Palas. Divertido por el cómicamente serio comportamiento del ave, el hombre le pregunta su nombre. La única respuesta del cuervo es “nunca más”.

El protagonista se muestra sorprendido ante la capacidad del ave para hablar, si bien no dice otra cosa.

Supone que el cuervo aprendió a decir “nunca más” de algún amo infeliz, y que es lo único que sabe decir.

El protagonista comenta que su amigo el cuervo pronto se irá volando de su vida, así como otros amigos se han ido volando antes junto con sus esperanzas. Como contestándole, el cuervo vuelve a decir: “nunca más”.

El narrador se convence de que esa única palabra, que puede decir “nunca más”, posiblemente adquirida de un viejo amo con mala suerte, es lo único que puede decir. Aún así, el protagonista coloca su silla justo enfrente del cuervo, determinado a saber más sobre él.

Se queda pensando por un momento, sin decir nada, pero su mente lo lleva de nuevo a recordar la perdida de su amada Leonor. Piensa que el aire se vuelve cada vez más denso y siente la presencia de ángeles.

Confuso empieza a relacionar la supuesta presencia de los ángeles con la aparición del ave, el protagonista se pone furioso, llamando al cuervo -cosa del demonio- y -profeta-. Mientras el hombre grita ante el cuervo, este sólo le responde “nunca más”. Finalmente, le pregunta al animal si él se encontraría con Leonor en el cielo.

Cuando responde con su típica frase “nunca más”, grita y le ordena al cuervo regresar de donde vino y el protagonista se refiere a este lugar como la “Ribera Plutónica” pero el cuervo este jamás se mueve de la posición en la que se encontraba .

La conclusión final del narrador es que su alma está atrapada bajo la sombra del cuervo y que será liberada “nunca más”.



domingo, 1 de marzo de 2015

LA DAMA DE NEGRO - LEYENDA



Una noche, el padre Agustín Aparicio iba a una reunión con amigos para jugar a las cartas. Caminaba por una calle muy poco iluminada. En un momento dado el cura oyó los pasos de alguien que lo seguía. Oyó una voz que lo llamaba, y vio a dos muchachos que le dijeron que una mujer en agonía deseaba confesarse. El padre subió a la carreta de los jóvenes y que se dirigió a la casa de la moribunda. Tocaron a la puerta, una señora con una vela en la mano y vestida con ropa vieja, les abrió la puerta y condujo al sacerdote, en medio de un insoportable hedor, a un aposento donde se encontraba la mujer acostada en la cama, vestida con un traje de terciopelo negro bordado y tocada con una hermosa diadema de brillantes. Era una mujer bella, rubia, muy blanca, y convulsionada por los sollozos. La mujer empezó su confesión salpicada con el llanto de sus ojos y de los del cura, tan terrible era. Al término, la mujer recibió la absolución, el padre se despidió, le dio un beso en la frente y se dio cuenta de que ya estaba muerta. Quiso avisar a la señora que le había abierto la puerta, no la encontró y salió de la casa para buscar a los jóvenes que le habían llevado en su carreta; pero tampoco los encontró. Quiso regresar a la casa, pero la puerta se cerró y ya no pudo abrirla. Un terrible y espeluznante grito salió de la casa. El sacerdote, empavorecido, se dirigió al lugar de la reunión caminando muy aprisa por el miedo.

Cuando llegó con sus amigos, se dio cuenta que le faltaba el rosario y un pañuelo blanco. Puso al tanto a sus amigos quienes le dijeron que no se preocupara que después irían unos mozos a buscar sus cosas. Tranquilizado, el padre Aparicio se dispuso a saborear unas ricas botanas. Los mozos se encaminaron a la casa para buscar el rosario y el pañuelo. Llegaron a la casa, tocaron a la puerta y nadie les abrió; regresaron a la tertulia para corroborar la dirección. El padre la confirmó y decidieron ir todos al día siguiente a buscar las cosas del clérigo.

Al otro día, llegaron a la casa de marras, tocaron insistentemente pero nadie les abrió. Un vecino, muy viejecito, al verlos tocar a la casa les dijo: -Señores, padre, en esa casa no vive nadie desde hace muchos años, está clausurada. Tiempo ha, mi esposa, intrigada y curiosa, se asomó por una ventana y vio la casa en llamas y a una mujer vestida de negro correr despavorida por el techo de un lado a otro y escuchó unos horrendos alaridos. Del susto mi mujer se murió. El padre Aparicio decidió traer a un herrero que presto abrió la puerta. Todos se introdujeron en la casa, nadie había en el cuarto donde estuviera el sacerdote. Vieron por el suelo el rosario y el pañuelo. Debajo de la cama asomábase un trozo de terciopelo negro. Los mozos escavaron en ese sitio y encontraron el cadáver amarillento de una mujer; en su cabeza lucía una diadema de brillantes y estaba vestida con un traje negro de terciopelo, sus cabellos eran rubios.Todos quedaron estupefactos. De repente, se escucharon rezos, voltearon a ver al padre y le vieron echando espuma por la boca, golpeándose contra las paredes, y riendo con una risa escalofriante: El padre Aparicio se había vuelto completamente loco.

Sonia Iglesias y Cabrera

sábado, 28 de febrero de 2015

PORQUÉ NO ME AYUDAS CON LAS BOLSAS? - TERROR



Pablo siempre ha sido una persona de gran corazón, y sobre todo ha destacado en la comunidad por ayudar a las personas que más lo necesitaban. Esta situación no iba a ser distinta cuando se mudó a otro pueblo ya que en su lugar de origen no conseguía encontrar un trabajo con el que poder mantenerse.

Sin embargo, las cosas no iban a ser como él esperaba, ya que la gente de aquel lugar era bastante seria y aparentemente poco agradable. Sin embargo, Pablo supo hacerse un pequeño hueco y encontró una vivienda que aunque fuese de pequeñas dimensiones le sobraba para poder vivir de forma digna.

Una vecina suya, Margarita, enseguida comenzó a convertirse en su amiga. Se trataba de una mujer de avanzada edad que aunque podía andar generalmente presentaba bastante dificultad para poder subir y bajar las escaleras, ya que el edificio era muy viejo y no disponía deascensor.

Pero sin duda alguna esta era una oportunidad fantástica para Pablo para poder volver a ayudar a las personas de su entorno, y por ello quedaba siempre en que cuando realizase la compra y fuese a subir a casa lo llamase y él se encargaría de ayudarla.

Durante muchas semanas bajaba con gran agrado y cogía las bolsas con una mano y a la mujer con la otra, y una vez en su casa la anciana le invitaba a un café con unas galletas, a lo cual Pablo accedía muy gustosamente.

Sin embargo, un día se encontraba hablando con otro de los vecinos y le comentó que se podría buscar un sistema para mejorar la calidad de vida de esta mujer y que pudiese subir y bajar más cómodamente.

Cuál sería su sorpresa cuando el hombre le dijo que en esa casa hacía años no vivía nadie, y que la mujer de la que hablaba falleció unos 10 años atrás.


Autor desconocido

CALAVERITAS DE AZÚCAR - CASO REAL


Mis cuatro abuelos están sepultados en el mismo cementerio. Para ser más preciso, en la misma fosa, uno sobre otro. Es por eso que en Día de Muertos tenemos una gran reunión familiar para visitar la tumba de nuestros ancestros, pero también aprovechamos el encuentro para realizar actividades recreativas.

Coincidió que en noviembre del año pasado, recibí la sugerencia de un amigo para ir en esas fechas a una vieja hacienda en Morelos que hoy es hotel. Él era el gerente y me aseguró que toda mi familia la pasaría muy bien ya que la diversión, el descanso y la buena comida de la región estaban garantizados.

Llegamos por la tarde-noche a la extensa propiedad que tenía albercas, áreas de juego y jardines que, extrañamente, lucían desiertos. Ningún empleado salía a nuestro encuentro hasta que se apareció una mujer ya mayor que nos dio la bienvenida. Se identificó como el ama de llaves y sonriente nos dijo que las instalaciones serían para nuestro uso exclusivo debido a que no había más huéspedes.

De inmediato nos instaló en nuestras habitaciones, las cuales quedaban dentro de lo que fue la casa grande de la Hacienda de Beltrán. Más tarde, la señora tocó puerta por puerta para avisar que la cena estaba servida, por lo que nos dimos cita en el rústico comedor, donde saboreamos una rica cecina fresca de Yecapixtla y tlacoyos rellenos de frijol.
                                         
            

Después de la cena, la señora nos invitó a salir al jardín para prender una fogata y cuando todos estuvimos en torno a la pira, les relaté la historia de las viejas haciendas porfirianas de Morelos, muchas de ellas, como en la que estábamos, se especializaban en la producción de azúcar.

Justo cuando les comentaba que en el Estado hubo cerca de 40 haciendas azucareras, repentinamente se escuchó la voz de un anciano decir: “37 para ser exactos”. Sorprendidos, todos volteamos hacia el lugar de donde provino la voz y vimos a un hombre envuelto en un sarape, agachado, cortando el pasto con unas tijeras. Se incorporó y nos dijo: “Buenas noches, soy Jerónimo, el jardinero, pero todos me llaman Don Jero.

El hombre se acercó a la luz de la fogata y pudimos observar lo ajado de su rostro y lo famélico de su cuerpo. Dijo entonces: “Sí señores había 37 haciendas que estaban en manos de 18 familias muy ricas”.

Como si estuviéramos todos bajo un transe hipnótico, escuchábamos al anciano que continuó: “el azúcar y sus derivados, como el alcohol de caña y el aguardiente, eran productos muy rentables. Pero todo ese progreso -dijo con lamentación- se acabó cuando los revoltosos derrocaron en 1910 a Don Porfirio”.

Su relato fue interrumpido cuando se abrió el portón principal y vimos las luces de un auto. Era mi amigo que iba a supervisar nuestra estancia. Me adelanté para saludarlo y a comentarle sobre el misterioso jardinero que, cuando volteamos hacia la fogata, había desaparecido.

El rostro de mi amigo se descompuso y dijo: “volvió a hacerlo”. Ante mi sorpresa, confesó: “aquí no hay jardinero, se trata de un aparecido, Don Jerónimo Beltrán, el dueño de la Hacienda, que murió violentamente un siglo antes, junto con su esposa, por defender la propiedad de las fuerzas zapatistas”.

Con lujo de detalle, me relató el funesto desenlace de Don Jero, pero me pidió no contar nada pues necesitaba el trabajo y las apariciones estaban ahuyentando a los vacacionistas y al personal del hotel.

Regresé sobresaltado a mi habitación, hilvanando los extraños sucesos acaecidos desde nuestra llegada; pero también con la disyuntiva de contar la inverosímil historia a mi familia o guardar silencio con la expectativa de que no siguieran ocurriendo más hechos sobrenaturales.

A duras penas concilié el sueño, pero de madrugada, me despertó un ruido. Me asomé por la ventana y en la penumbra de la noche vi a Don Jero, de espaldas, que barría la hojarasca del jardín; en ese momento giró, lentamente comenzó a avanzar hacia mí y a medida que se acercaba podía distinguir su rostro desfigurado y sangrante que terminó azotando en el cristal para decirme: “lárguense de aquí”. De golpe cerré las cortinas y, aterrado, comprendí que teníamos que salir cuanto antes de ese lugar.

Sin embargo, me sorprendió el amanecer buscando la manera de cómo convencer a mis familiares de irnos sin mencionarles lo ocurrido. Me hice el firme propósito de que nunca sabrían que el jardinero era un fantasma y que se me había aparecido de madrugada; pero por sobre todas las cosas, jamás se enterarían de que, la noche anterior, una muerta nos había servido la cena.



Cuento de Ricardo Rincón Huarota
(México)